miércoles, 1 de abril de 2009

escojo jugar

Un día te levantas y tu desayuno de tostadas y café se ha convertido en un plato de acelgas. Lloras un rato y le pides a la realidad que se relaje, que te devuelva tus tostadas y tu café. Pero la cabrona te dice que te jodes, que es lo que hay. Y pensando en tu poderío, en tu gran capacidad para la lucha de cada día, sabes que para comer, podrás escojer entrecot con patatas. Pero ahí estás, tenedor y cuchillo en mano, y las putas acelgas otra vez. Lloras más porque tienes hambre y mandas a tomar por culo a la maldita porque se lo has pedido por favor, por favor y no te ha hecho ni caso. Suplicas y pataleas, incluso vomitas, pero no hay nada que hacer. Y cuando a la cena ves que ellas siguen ahí, tan verdes, tan frías y tan asquerosas, cuando sabes que no puedes escoger entrecot con patatas, entonces, solo entonces, hay cancha para jugar. Le pones mayonesa al asunto y lo conviertes en una cabañita verde, con puertecita y ventanas, luego te enfadas un rato y descuartizas a la cabaña, a trocitos muy pequeños,y la conviertes en hierbajos encantados para preparar cuál pócima milagrosa. Luego los escondes debajo de un montón de nueces y lo salteas todo con jamón. Al final, te comes tu cabaña verde de hierbajos milagrosos, descuartizada, con mayonesa, nueces y jamón, y viene ella, la gran suprema, y te felicita porque te has comido las acelgas, y la miras, un poco jodida todavía, pero pensando que ella, la pobre, no sabe jugar.

1 comentario:

Moni dijo...

Esos pequeños locos bajitos...qué maravilla de cuadro. Un petonet